Desde la década del ’90, la artritis reumatoidea (AR) es considerada una enfermedad de rápida evolución, que puede generar grandes complicaciones en un corto plazo. Por ello, es fundamental diagnosticarla y tratarla a tiempo, para controlarla y garantizar una buena calidad de vida para quienes la padecen.
En los últimos 20 años, ha aumentado la cantidad de pacientes que padecen enfermedades autoinmunes, que son las patologías donde el sistema inmunológico propio ataca tejidos y órganos. Entre ellas, una de las más frecuentes es la artritis reumatoidea (AR).
A partir de diversos estudios, tanto la artritis reumatoidea como la artritis psoriásica, ya no son tratadas como enfermedades “lentas y progresivas”, sino que son abordadas como patologías de rápida evolución, capaces de generar trastornos discapacitantes en un corto plazo. Es por ello que el diagnóstico precoz y el consecuente inicio del tratamiento son indispensables para la remisión de estas enfermedades.
Las causas que pueden ocasionarla, pueden estar relacionadas con el estilo de vida que lleva el paciente, con su alimentación o con los tóxicos ambientales, por lo que no siempre será sencillo identificarla al comenzar a registrar síntomas. Los aspectos genéticos también tienen su relevancia en estas patologías, sobre todo en la artritis reumatoidea.
Por ese motivo, para lograr el diagnóstico a tiempo, se debe concurrir a un especialista, que será quien podrá detectar a tiempo el nivel de complejidad y la etapa en la que se encuentra la enfermedad. Luego, se tendrán en cuenta los parámetros de laboratorio y las imágenes tempranas. Además, se deben evaluar: la capacidad funcional, la calidad de vida y el plano psicológico del paciente. En este último caso, el 100% de los pacientes argumenta haber estado bien en los meses previos y de pronto haberse visto limitado en sus movimientos, o como dice el escritor Oliver Sacks, “encerrado en un cuerpo ajeno”.
El tratamiento de la artritis reumatoidea no es sencillo. Sin embargo, en los últimos años se dieron algunos avances. Además de las mejoras en términos farmacológicos, comenzó a priorizarse la estrategia terapéutica, la intervención médica temprana y el trabajo en equipo, ya que la esfera psicológica es un desencadenante muy importante de recaída en los pacientes con artritis; y la kinesiología más la terapia ocupacional son el bastión de la rehabilitación física. El objetivo de máxima en este proceso es la remisión completa, es decir el control total de la enfermedad.
Se ha demostrado que el diagnóstico temprano, el inicio rápido del tratamiento y el pronto logro de la remisión son los principales puntos de partida para la obtención de efectos positivos en resultados clínicos, funcionales y radiográficos a largo plazo. Incluso por las mejoras en la estrategia diagnóstica y la terapéutica, en la actualidad, a ciertos grupos que se los tenía rezagados de los tratamientos modificadores de la enfermedad, hoy en día se los incluye. Tal es el caso de los niños, las embarazadas y los ancianos.
Es que la artritis reumatoidea es una patología que se puede abordar de maneras distintas realizando intervenciones tempranas, previniendo el daño estructural, la secuela y la progresión a corto y largo plazo hacia la discapacidad, (cada vez menos frecuente) y como consecuencia, mejorando los costos que le implica a la persona sentirse autoválida, poder trabajar normalmente y tener una adecuada calidad de vida.
*Asesoró el Dr. Dario Scublinsky, Reumatólogo co-fundador del Programa de Artritis Reumatoidea (PROAR) de Swiss Medical y profesor de la Universidad de Buenos Aires. (MN 89.454)
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