La vocación o cómo encontrar el camino del alma.


Hay puntos de inflexión en la vida de todos nosotros, donde se nos plantean preguntas, desafíos y que suelen ser excelentes oportunidades de expansión del alma o consciencia. Uno de estos momentos es la elección de la vocación.Como en todo cambio vital, las alternativas son muchas y las respuestas variadas.

Sin embargo si analizamos profundamente nos podemos dar cuenta que las opciones pueden dividirse en dos grupos.

Aquellas que responden a lo que “debemos” hacer y aquellas que nos llevan a lo que “deseamos o soñamos”hacer.

Estos caminos suelen estar tan polarizados que se transforman el la razón básica por la cual la elección de la vocación generalmente es complicada.

Analicemos un poco estas alternativas:

El camino del “deber” es aquella voz que proviene del afuera, lo que conviene económicamente, lo que los padres soñaron por y para nosotros, la profesión heredada del algún familiar, la carrera que está de moda, etc.

El camino de lo que soñamos, por el contrario es aquella voz que proviene del nuestro interior y que seguramente estuvo “dando pistas” a lo largo de nuestra infancia y adolescencia.

Se dice que aquellas personas que hacen de su juego una profesión suelen estar muy satisfechas con la misma.

A veces este camino no es el “mas conveniente” socialmente hablando, pero seguramente es lo mas conveniente para la expansión de nuestra consciencia y para nuestra realización personal.

No hay que caer en la trampa de pensar que para encontrar aquello que deseamos basta con oponernos a lo que los demás opinan, ya que pude suceder que nuestro deseo coincida con aquello que nos recomiendan y entonces esa opción estaría avalada desde el corazón.

¿Qué podemos hacer si se nos hace difícil esta elección?

Primero y principal, dedicarle tiempo al tema y tenernos muchísima paciencia.

A veces el apuro por no perder un año lectivo nos lleva a perdernos dentro de una mala decisión.

Muchas veces se escucha en el consultorio a padres que traen a adolescentes que ya probaron en una o dos carreras distintas sin lograr que ninguna les guste decir: -“Es que no sabe lo que quiere”.

Si no nos damos tiempo y tomamos un poco de distancia de la urgencia, raramente sabremos “lo que queremos.”

Una parte muy importante de esta elección es la información, saber qué opciones de cursos, carreras y oficios hay en el mercado. Esto nos abre mucho la mente y la imaginación sobre aquello que nos gustaría hacer.

Si este recurso no fuera suficiente, la orientación vocacional puede darnos alguna pista.

También es una opción “probar”, empezar a estudiar aquello que creo que puede gustarme.

Esta opción nos enseña que si nos equivocamos este error no es un “fracaso”, sino parte del aprendizaje de mí mismo y de aquello que anhelo.

Información, tiempo, paciencia y escuchar la voz del corazón, pueden ser herramientas útiles a la hora de elegir la vocación, actividad creativa que quizás nos acompañe toda nuestra vida.

Por la Psicologa Patricia Liberati.

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