VÍNCULOS POSITIVOS


En mi simple observación cotidiana de las plantas, veo que cada una tiene su propio proceso de crecimiento.  Algunas crecen con más ímpetu, expandiéndose fácilmente, situación que otras aprovechan.  Aunque estas últimas son bellas por sí mismas y siguen su propio desarrollo, aprovechan la cercanía de aquellas abrazándose con firmeza para aprovechar la fuerza con que se elevan y así logran un mayor despliegue. En muchos casos, cuando esto sucede la más fuerte se va debilitando lentamente, va perdiendo su brillantez y energía.

En la naturaleza humana ocurre, en ocasiones, algo similar, como una forma que adquieren los vínculos cuando nos aferramos al otro porque nos facilita la vida, pero no nos damos cuenta de que le damos toda la responsabilidad de nuestro crecimiento, de que le estamos cargando un peso que no le pertenece, lo vamos gastando y agotando probablemente sin que esa sea la intención.  En este tipo de vínculo, uno se ve beneficiado pero el otro no.

Es maravilloso ver cuando las plantas se estimulan una al lado de la otra, parece un concurso de belleza donde cada una saca lo mejor de sí, donde ambas se convierten en un estímulo positivo beneficiándose mutuamente.

También ocurre con nosotros, los humanos: cuando el/la otro/a se convierte en un estímulo para mi crecimiento y yo para el otro, nos enriquecemos mutuamente, nos introducimos en un camino de despliegue y de expresión de nuestros potenciales cada vez mayor, lo cual genera una enorme satisfacción a ambas partes, satisfacción con uno mismo y con el otro, creando así mismo un vínculo más profundo y trascendente.

Lic. Paula Alemán

Psicóloga (UBA)

Profesora de Biodanza (Escuela de Córdoba)

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