Ausente – Presente


Esta tarde coordiné un grupo. Y alguien habló sobre lo que siente con respecto a una persona, lo que piensa de dicha persona cuando está a solas. Cuenta que elaboró todo un planteo que iba a decir cuando se encontraran. El hecho concluye que cuando se encontraron, se abrazaron y no fue necesario decirse nada.Con quién dialogamos cuando el otro está ausente?

Quién es ese otro si no está frente a nosotros?

Cuando estamos a solas, cualquier diálogo es un diálogo interno, esto es obvio.

Pero lo que no nos es tan obvio es que ese interlocutor ES interno.

Esa persona, tal y como lo pensamos y la sentimos NO existe en el afuera.

Estamos dialogando con la imagen interna que tenemos y que hemos construido de dicha persona y esa NO es la realidad, esa es sólo mi visión parcializada y condicionada.

Es imposible dialogar con un ausente.

El tema es que cuando dialogamos internamente con alguien que no está, nosotros también estamos AUSENTES.

O sea NO estamos viviendo el PRESENTE, ya que en el presente esa persona no está frente a nosotros.

Y ese es un dato revelador, sólo puedo tener conflictos cuando estoy AUSENTE, cuando mantengo diálogos internos interminables con las imágenes que tengo de los otros.

El conflicto es la confesión de mi ausencia.

Cuando estoy PRESENTE todo lo que suceda entre yo y un otro es una experiencia amorosa, haya acuerdo o no.

No existe el conflicto en el Presente, pueden existir diversas ideas, pero al no estar atadas al condicionamiento, son sólo expresiones amorosas de una verdad.

Lo pueden ver?

Uno se ausenta por miedo a repetir el pasado o por tener expectativas fijas en el futuro…o sea por no estar Presente.

La belleza del Presente radica en que lo que es, simplemente es y al no juzgarlo, puedo experimentarlo amorosamente.

Si algo me falta, si algo me sobra, si tengo algún miedo, alguna queja….no estoy Presente.

El Presente es ese espacio de claro equilibrio donde sólo recibo y experimento lo que hay, lo que es…y allí fue imposible el conflicto.

En el Presente sólo se puede AMAR.

Por eso la historia termina en un abrazo.

Patricia Liberati.

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